lunes, 13 de julio de 2009

Serpiente libanesa


La historia de este anillo se las cuento en un dos por tres. Fue comprado en Beirut, en el invierno de 1992. Lo compró para mí, en su viaje de visita familiar. EA era un misterioso hombre de piel aceituna y ojos verdes, católico practicante -creo que iba a misa a escondidas de mí, los domingos por la mañana-, exmilitar libanés, refugiado político en Francia y funcionario de la BMO (Banque du Moyen Orient). Sin duda me quiso tanto o mas de cuanto yo lo quise... pero entre él y yo no era un asunto de amor... hubo sobre todo mucha pasión... él siempre mintió y yo siempre quise creerle.
Comíamos "quechick", una sopa libanesa a base de trigo molido, shawarmas de pollo y de cordero, mucho ajo, cebollas, humus, babaganuch -en algunos sitios le llamaban caviar d´aubergine o caviar de berenjena en castellano-, visitábamos el restaurante armeniano de Misak, el viejo amigo de EA, era el restaurante du quartier, en el 15 eme. a la vuelta del apartamento de EA y no muy lejos de la sede de la UNESCO, en Paris -mon chic travaille-. El metro donde bajábamos a menudo, aun en medio del invierno más frío, abrazados, con tibios besos y dulces caricias, era el de la Motte Picquet-Grenelle, a veces bajábamos en Comerce, un poquito más cerca de su aparta...
Este anillo me lo dio al volver de Líbano, cuando no tuvo más remedio que decirme su verdad, la familia numerosa marcada en su carta de identidad se refería a una esposa y tres hermosos hijos, me los fue mencionando uno a uno, sólo supe que su esposa era profesora de música, una dulce mujer de ojos negros, de tez blanca y de anchas caderas, no muy distinta a mi, de hecho a menudo creían que yo era libanesa... aunque 20 años menor!
El pacto se selló con este anillo que aún conservo (17 años después): "Seguimos como amantes mientras tu familia no ponga un pie en París y yo no tenga que esconderme..." le dije en tono indignado pero atrapada en ese romance que nunca más volví a tener con ningún otro hombre. ¡Este trato se respetó hasta el último día que estuvimos juntos!
Nunca peleamos, nunca nos dijimos nada grosero, nunca me maltrató, nunca le hice pagar nada, sólo me ayudó a descubrir el mundo y mi territorio, mi cuerpo. Me enseñó a fingir mientras que yo le enseñé a distinguir cuándo fingíamos nosotras.
Creo que fue un día de la primavera de 1993 que me gritó un poco angustiado, yo sin saber que tenía más de un mes preparando la llegada de su familia... el fin de semana llegaban y aún faltaban algunos detalles de la casa que !ya tenía lista!.
Sin una palabra, llegamos a Carrefour -un supermercado gigante y espantoso que siempre me agobió- compramos implementos de cocina que hacían falta, unas sábanas y unos limpiones, me llevó a su nueva casa, instalé la sábana de su cama nupcial, los limpiones y los cucharones rojos para la cocina y salimos en silencio...
Al dejarme en casa, en la rue de la Fontaine 125 bis, au 16eme., chez Mme. Thuau, apreté muy fuerte su mano, él besó mi anillo de serpiente y nos despedimos para siempre. No tuve tiempo de nada, como siempre me ha pasado, un adiós sin mirar atrás.
Creo que lloré algo, pero mi cuerpo estaba tan florecido de tanto escudriño, listo y fertil para el amor, para el compromiso, para la alianza, que no puede quedarme ahí a la espera de su regreso, cuando regresó, yo había partido con el mago del tarot al hombro...
Después de eso, durante todos y cada uno de los años que viví en Paris, en la rue la Fontaine, para cada navidad, me llegaron tarjetas de "felices fiestas" firmadas por EA, cuando cambié de domicilio, perdí su rastro y poco a poco su rostro. Hoy sólo tengo su anillo, cada vez que me lo pongo, me siento poderosa, recuerdo su oscuro olor aferrado a mi piel y pienso en la energía zigzagueante que tiene esta serpiente, que me conecta con lo mas vital que pude tener en esos hermosos años. El anillo es tosco, brusco, como si lo hubieran hecho a machetazos, así era Emile tambien.

1 comentario:

  1. Estoy muy emocionado con tu trabajo literario en este sitio, fue algo que esperé por mucho tiempo y al fin se dió. Este relato al hilo de la pasión ilumina con detalle el florecimiento amoroso de una mujer que se introduce en un espacio y en un tiempo colmado de enigmas que no cierran puertas sino que las abren a un destino no menos seductor y vivificante.
    Un abrazo de tu admirador!!!!!

    ResponderEliminar